Martes 09-08-2011 – ISLACRISTINA-CABO DE SAN VICENTE- SAGRES - LAGOS
Mis visitas al Algarve son frecuentes casi todos los veranos teniendo en cuenta que desde hace años paso parte de mis vacaciones en la Costa de la Luz, concretamente en Isla Cristina (Huelva) y de ahí a la frontera portuguesa hay 20 kms. escasos, pero nunca había pasado más allá de Portimao, siempre me habían quedado ganas de llegar hasta el cabo más sur-occidental de Europa, el Cabo de San Vicente, así que este año me decidí a conocer esa parte del Algarve que aún me quedaba.
Sobre las 09’30 de la mañana salimos desde Isla Cristina directamente por la Autopista de “no pago” (todavía) Vía Infante de Sagres hasta el Cabo de San Vicente, 183 kmts., a las 11’40 ya estábamos allí. Creo que era el día más caluroso del año, pero como aún era temprano se podía resistir, lo malo estaba por llegar. Pongo esta maravillosa foto para que se vea la panorámica, es del diario del viajero, evidentemente yo no la pude sacar porque está tomada desde el aire.
Nada más aparcar, ya se ven los altos acantilados de 60 mts. de altura por 100 de longitud, desde donde se divisa el Océano Atlántico. Hay unas instalaciones donde se encuentran ubicados un gran faro rojo, miradores panorámicos, una gigantesca silla para que los turistas nos hagamos una foto con el faro de fondo, un quiosco con veladores donde se puede tomar algún refrigerio, así como un museo.
Después de pasar un rato allí, recreándonos con las vistas desde todos los puntos y disfrutando con uno de mis hobbies principales, hacer fotos, nos tomamos una cerveza del país, una Sagres, estaba muy buena, la verdad es que como nos encanta la cerveza, además de refrescarnos nos gusta probar cada marca diferente de los lugares que visitamos.
A la salida del recinto había muchos puestos de suvenires típicos del lugar así como otros de artículos de lana, ponchos, jerséis, gorros, etc. uff, creo que escogieron mal día para vender pues el sol cayéndose a pedacitos no sé quién iba a probarse una de estas prendas.
Llegué caminando hasta otro de los puntos salientes, por un suelo de piedras puntiagudas para ver otras vistas y después de tirar algunas fotos más de los alrededores, cogimos el coche de nuevo con dirección a Sagres, no sin antes parar en una fortaleza próxima al Cabo, concretamente la Fortaleza de Beliche con restos de la muralla original, así como la Capilla de Santa Catarina que se encontraba cerrada.
Por el camino en dirección a Sagres, vimos muchas tiendas de cerámicas, algo muy típico en Portugal pero estas me llamaron especialmente la atención por su decoración externa para captar el interés del cliente, sus fachadas estaban todas cubiertas por platos y otros artículos cerámicos de distintas formas y llamativos colores.
Al llegar a Sagres, que está a sólo 6 kmts. del Cabo y es el pueblo más al sur de Portugal, tomamos dirección a la Fortaleza, había una explanada inmensa con muchos aparcamientos que estaban repletos, pero como aparcamos lejos y había que cruzar una gran tramo a pleno sol, desistimos de ir a visitar la fortaleza, sólo nos acercamos a divisar desde los alto los muchos acantilados que bordean la Punta de Sagres y la bonita playa de Beliche de arena fina clara.
Entramos dentro el pueblo y paramos en una oficina de información turística, pero el chico que atendía no le pillamos en un buen día y era parco en palabras y poco dado a ofrecer a los visitantes los lugares de interés de sus tierra, lo más que hizo fue darme un plano del pueblo y me dijo que sólo era interesante ver la playa de Baleeira que tras callejear bastante y no dar con una entrada muy directa, posiblemente había que aparcar y bajar por algún sendero caminando pero como íbamos con mi madre, una persona mayor, aunque muy ágil, pero con sus limitaciones y por supuesto el calor echaba para atrás y como no íbamos a bañarnos, sólo a visitar todo lo que encontráramos de interés por la zona, también la pasamos y tomamos dirección a Lagos.
Si por algo se caracteriza el Algarve es por sus maravillosas playas y estábamos dispuestos a ver algunas de las que nos pillaran de paso pero con vistas panorámicas y por ello dejamos todas las que tenían accesos complicados que no se pudiera llegar bien en coche.
Camino de Lagos, paramos en una playa llamada Boca do Rio, pero no era más que una pequeña cala al final del río, de ahí su nombre. Esta playa es de piedras, para mí no tenía mucho atractivo y estaba llena de caravanas en acampada libre.
LAGOS
Al llegar a Lagos, siguiendo dirección centro, llegamos al casco histórico que se encuentra totalmente amurallado, al intentar entrar con coche, observamos que no está permitido, el acceso es restringido para residentes. Dejamos el vehículo en unos aparcamientos, instalaciones nuevas que están justo a la entrada de la “Estrada Da Ponta da Piedade”, una de las puertas de entrada a través de las murallas al casco histórico.
Llegamos a la Iglesia de San Antonio y en la misma calle un poco más adelante concretamente en la rua silva lopes nº 25, en el Restaurante “Imperio do Mar” paramos para comer. Comimos lo más típico de Portugal, el bacalao, la comida estaba muy buena y de precio también estaba bien, pero el servicio era pésimo.
Al terminar de comer dimos una vuelta caminando por la plaza del Infante y calles de alrededores llenas de suvenires y restaurantes y como sigo insistiendo, la calor era abrasadora, retornamos a recoger el coche al aparcamiento, que los primeros 15' eran gratis.
Continuando por la misma calle si perderla a unos 2 kms. aproximadamente llegamos a Ponta de la piedad, donde se encuentra el faro del mismo nombre. Allí aparcamos el coche y fuimos caminando un poco hasta el saliente, donde encontramos unas vistas maravillosas, con unos acantilados preciosos, las fotos hablan por sí solas. También existe un servicio de barcas que se toman en el puerto y te llevan por entre los huecos de las rocas.
PORTIMAO
De allí nos fuimos a Portimao, como este lugar ya lo conocía así como su playa más famosa la Playa de Rochas, con rocas similares a la de Lagos, sólo paramos en una bonita plaza del puerto para tomar un café en uno de los muchos veladores de los quioscos de cafeterías y heladerías que allí se encuentran.
Aquí dimos por terminada nuestra excursión de un día al Algarve y regresamos a Isla Cristina.