22 jul 2017

JAPÓN. CAPÍTULO VII: TOKIO-TACAYAMA / 04.07.2017



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Martes 04/07/2017

TACAYAMA

Hoy abandonamos Tokio y cambiamos de alojamiento. Nos dirigimos hacia los Alpes Japoneses, pasaríamos una noche en la pequeña población de Tacayama y otra en Kanazawua antes de llegar a Kioto.



Como era complicado llevar todo el equipaje consigo para sólo un par de días, nos llevarnos una mochila cada uno con lo imprescindible y optamos por usar el sistema, muy común en Japón, que es el servicio de envío de maletas por una agencia de transportes hasta el siguiente destino.



Para ello dejamos preparadas las maletas y pagado el servicio en la recepción del hotel la noche antes y el mismo hotel se encargaba de todo, nosotros las recogeríamos en el hotel de Kioto cuando llegáramos dos días más tarde.

Actualmente existen muchas empresas dedicadas al servicio takkyubin (o llamado Ta-Q-Bin en inglés para que a los extranjeros nos cueste menos de leer), aunque la más conocida y con más historia es la empresa Yamato, popularmente conocida como kuroneko  (literalmente gato negro) por el logo de su gato negro sobre fondo amarillo.


Tren de Tokyo a Tacayama. (Shinkansen Kagayaki hasta Toyama/ Hida 5 hasta Tacayama)

Estación de Tacayama


    Llegamos a la moderna estación de Tacayama y a sólo 550 m. de la misma, se encontraba nuestro alojamiento. 

    En esta pequeña población habíamos decidido alojarnos en un Riokan.

    Un Riokan es un tipo de alojamiento tradicional japonés que originalmente se creó para hospedar visitantes a corto plazo. Hoy se utilizan como hospedajes "de lujo" (bueno, no todos, mucho cuidado con la elección) para visitantes, sobre todo occidentales. Entre otras comodidades, sus habitaciones se componen de un piso de tatami.

    Vamos camino del Riokan y nos encontramos, como ya expliqué en mi primer post, hasta las vallas de las obras de muñequitos, sí, queda mono, pero ni que fuera la entrada a un parque infantil....





    Calles de Tacayama, de camino a nuestro Riokan.





    Llegamos al alojamiento aunque como era temprano no pudimos hacer directamente el Check-in en Riokan Tanabe .

    Nos llama la atención  que las tres o cuatro personas que vimos que trabajaban  en él (o son los dueños, no lo sé), son bastante mayores, más adelante también lo vimos en varias cafeterías, aquí en España sería impensable, a esa edad ya estarían más que jubilados.

    Pues lo primero que nos hacen es invitarnos a descalzarnos y ponernos unas zapatillas (para uso de cualquier persona en cualquier momento cada vez que entra y sale del establecimiento) tus zapatos sólo los coges de las taquillas en la puerta, para salir a la calle.

    A continuación acomodamos las mochilas en un rincón y aprovechamos para ir a dar una vuelta y comer y regresaríamos mas tarde a hacer el chek-in.

    Imágenes de la salita de fumadores en el Riokan Tanabe.





    Serían aproximadamente las 12:00 de la mañana y como aún era pronto para comer, aprovechamos para visitar el Templo Hida Kokubun-ji, que estaba cerca.

    Takayama es una ciudad relativamente pequeña que puede visitarse a pie sin ningún tipo de problema.


    Templo Hida Kokubun-ji


    El templo Hida Kokubun-Ji de Takayama se levanta sobre un recinto relativamente pequeño, lo primero que nos llama la atención es su robusta pagoda de tres pisos, fácilmente visible desde cualquier punto gracias a la aguja en la cima de la misma.

    El Hida Kokubun-Ji es el más antiguo y venerado de esta tranquila ciudad. Fue fundado por el emperador Shomu en el 746 y destruido por un incendio. El edificio más antiguo que se conserva es la sala principal, del siglo XVI, pero estaba cerrado y no pudimos entrar a visitarla. 


    Nos quedamos con las ganas de contemplar sus maravillas , unas imágenes talladas del periodo Heian (794-1185) y una espada del siglo XII, y eso que había comenzado a llover y nos hubiera venido de perlas además de su visita, resguardarnos de la lluvia. 











    En el exterior hay un edificio que alberga una gran gran campana.




    Otro elemento muy destacado es un árbol gingko muy, muy viejo. Se cree que tiene alrededor de 1.200 años.


    Imágenes de la fachada exterior del templo y patio central con sus muchos detallitos.















    Y ya por fin nos fuimos a comer a un restaurante aconsejado también por Japonismo, sí, otra vez, pero siempre acertamos. Ya que estábamos en la tierra de la carne de Hida, no podíamos irnos sin probarla...

    Se trata del Restaurante Hidagyu Maruaki, un bonito restaurante típico japonés, donde aparentemente comíamos en el suelo pero había un foso donde metíamos las piernas y estábamos sentados como en una mesa normal a una altura occidental, eso sí, los camareros cuando venían a traernos el servicio tenía que arrodillarse o agacharse para ponerlos en la mesa, claro que eso está muy bien pensado porque ellos están acostumbrados y nosotros no, por muchos años que lleve haciendo yoga.

    Tomamos tres diferentes tipos de carne de hida asadas a la parrilla por nosotros mismo en la que había en la mesa como podéis ver en las fotos. La carne exquisita, todo ello regado con cerveza y un buen saque.


    Comida en Restaurante Hidagyu Maruaki, carne de Hida








    De nuevo el el Riokam para hacer nuestro check-in.



    Junto con las llaves nos dan un  yukata (kimono).

    Subimos a ver nuestra habitación y nos sorprende lo grande que  es, no tiene camas (aunque  había un armario con muchos  futones). 


    Es como un pequeño apartamento, con una entradita, un salón inmenso, otra pequeña salita y el baño, aunque esta era la parte que se veía más vieja.




    Al final me vine sin comprar el recuerdo más tradicional de Tacayama, un saru-bobo, auténtico símbolo de la ciudad que podemos encontrar en todos los tamaños y materiales posibles. 


    El saru-bobo es una muñeca en forma de bebé-mono que trae suerte, es de color rojo con extremidades puntiagudas y ropa azul o negra que se asemeja a las muñecas que las abuelas de la zona cosían para sus nietos en el pasado. 

    También se dice que en principio estaba pensado para las embarazadas y los bebes, pero con el tiempo se fueron haciendo de varios colores para cada causa (salud, tráfico, amor…).


    Aunque el famoso gatito no puede faltar en ninguna de sus versiones posibles. 








    La mayoría de las calles de Tacayama parecen prácticamente iguales, con soportales llenos de tiendas y detallitos puramente japoneses. 

    Había comenzado a llover, mientras íbamos por los soportales no nos mojábamos pero luego apretó bastante y aunque llevábamos un paraguas de esos típicos transparentes japoneses que estaban en la puerta del riokan para el uso de cualquier cliente, nos fastidió un poco la visita y las fotos no están con el colorido y luminosidad de un día de sol.



    Esta foto es curiosa porque en esta calle, paralela al río y perpendicular a nuestro Riokan, a cada unos cuantos metros, había una especie de mueble metálico que desconozco su utilidad pero como son tan dados a los muñequitos y cuidadores de la estética, los tenían "tapados" o adornados bien con muñecos como este o con el típico gatito saludando.



    Santuario Yamazakura 




    Estatua de Tetsutaro Yamaoka



    Frente al famoso puente rojo Nakabashi, se encuentra el Takayama Jinya, la antigua oficina del Gobierno local, se trata de n complejo de edificios que estuvieron en uso oficial hasta 1969, y ahora está abierto al público como museo. 

    Incluye varias salas de tatami muy bien mantenidas que alguna vez sirvieron como oficinas, salas de conferencias, habitaciones de huéspedes y espacio residencial. También hay una sala de interrogatorios.

    Estuvimos en la puerta pero finalmente no nos pareció demasiado interesante y desistimos entrar.

    Takayama Jinya
     








    Un clásico en Tacayama es cruzar río Miyagawa por el Puente rojizo Nakabashi. 


    No se muy bien a qué se debe la fama de ese puente, ¿quizás por su simpleza?, ¿Quizás en la época del "sakurami" (floración de los cerezos)? pero ya que estás allí y hay que visitar el Casco Antiguo, ¿cómo no cruzarlo?

    Maravillosas fotos y con lo que me he quejado de la lluvia, gracias a ella nos lo encontramos vacío, sino... hubiera estado lleno de gente imposible de fotografiar solos.













    Paseo por casco viejo de Takayama “Sanmachi Suji” especialmente por las tres calles que le dan nombre a la zona: Ichinomachi, Ninomachi y Sannomachi


    Esta zona está perfectamente preservada con casas del periodo de Edo, momento en el que la ciudad era un rico pueblo de comerciantes, que hoy funcionan como museos, galerías de arte, tiendas de artesanía o sake y cafeterías.

    Las calles son una maravilla, lástima que la lluvia impidiera que disfrutáramos a tope de la zona. Me llamó especialmente la atención los canales.
















    Visita de la tienda de una de las fábricas de Sake. Son fácilmente reconocibles por sus grandes "sugidamas" o bolas de ramas de cedro que se cuelgan, según la tradición, encima de la entrada. 


    Y en su interior preciosa la decoración de cada una de ellas, el buen gusto, los detalles y la estética bien merece la pena entrar a echar un vistazo aunque no tengas interés de comprar sake.














    Estuvimos visitando esta zona entre las 17:00 y 18:00 horas aprox. y como veis nos encontramos totalmente solos, no se si era porque ya era tarde y la mayoría de los comercios estaban cerrados (salvo los de sake) o bien por la lluvia. 

    Fue una pasada ver las calles vacías con sus fachadas en todo su esplendor (sólo deslucidas un poco por la lluvia como comenté antes), pero también debe ser bonito verlas más animadas, con gente y todas las tiendas abiertas. 

    Os recomiendo que si queréis hacer compras que vayáis por las mañanas, aunque las pocas tiendas que encontramos abiertas eran de bastante nivel (tanto de calidad como económico), como la tienda de la foto a continuación, los palillos eran divinos pero tenían precios muy elevados.


    Al día siguiente cuando visitamos la zona norte vimos tiendas con artículos más asequibles para recuerdos.

    Parecen de plástico, ¿verdad? pues no, son naturales y estaban en las puertas de las casas, con este clima tan húmedo quién no tiene las plantas bonitas....









    Y terminamos el casco antiguo en  la avenida más importante y ancha de Tacayama, Kokubun-ji-dori, divide a la ciudad en dos mitades y atraviesa el río Miya-gawa (gawa es río en japonés) por el puente Kaji-bashi, donde nos encontramos una extraña figura de bronce con larguísimos brazos apuntando al cielo, así como otro saludando.


    Desde este puente se pueden tomar bonitas fotos de las antiguas casas de madera del barrio de Sannomachi que  asoman al río.

    Puente Kaji-bashi y vistas desde él




    Y ya regresamos de nuevo a nuestro riokan, donde nos esperaba una opípara cena.

    Nada más llegar a la habitación tuvimos que estrenar nuestros kimonos que nos habían facilitado a la llegada, y hacernos lógicamente nuestra sección de fotos de todas las posturas y maneras para al final borrarlas pero pasamos un rato divertido.

    También algún fotógrafo del grupo se dedica a hacer instantáneas no posadas que en este caso concreto me encantó por la mezcla de modernidad con tradicionalismo, tal como yo veo todo Japón.





    Y en la cena, nos llevaron a un gran salón con una sola mesa para nosotros solos, y la prepararon tal como veis, con muchas y diferentes comidas variadas al más estilo japonés que se precie.

    Una de las camareras-dueñas (anciana), nos explicó en inglés, cómo se comía cada cosa, ya que evidentemente pecábamos de novatos e incultos en la cultura japonesa y por supuesto también en la gastronómica.

    Comimos mucho y muy entretenido, pero en honor a la verdad tengo que decir que no fueron de gran calidad lo alimentos y tan exquisitos como comimos la mayoría de las veces en cualquier restaurante ya fuera improvisado o recomendado. 





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