3 jul 2015

10 DÍAS VISITANDO MARAVILLAS DE NORUEGA Y COPENHAGUE. CAPÍTULO II - PREIKESTOLEN Y STAVANGER


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Día 2 - 23/06/2015 Martes
STAVANGER




Hoy nos teníamos que levantar muy temprano porque nos habían citado a las 7:40 en recepción para conocer a nuestra guía, Alexia y darnos la oportuna charla antes de salir en el Tour, así que madrugamos y nos dirigimos a la planta 21 del edificio que es donde está el restaurante panorámico para tomar nuestro desayuno.

Me encantó el buffet era fantástico, aunque lo vi un poco desorganizado, todo repartido entre 4 ó 5 mostradores o expositores, creo también por falta de espacio por la propia forma ovalada del edificio. 

Había un amplio surtido, y yo hice hincapié en probar todo aquello que no como habitualmente o mejor dicho que no encuentro generalmente en otros buffets como era el pescado, salmón marinado típico de aquí que estaba delicioso y otro descubrimiento que hice fue un queso de color marrón tipo brunost que tampoco había probado nunca y es también de la gastronomía noruega.

Cuando desayunamos y nos reunimos con el grupo emprendimos el viaje. La primera parte de la mañana era una distancia corta porque íbamos al centro de la ciudad para tener la visita panorámica del barrio Gamle que nosotros ya habíamos visitado la tarde anterior pero en esta ocasión explicado con la guía. Una cosa rapidita, no se detuvo mucho porque teníamos que salir para el Preikestolen que era el plato fuerte del día.



Barrio de Gamle (Casco antiguo).
(Os cuento aquí un poco la historia para quién esté interesado)


La zona recibe el nombre de Straen, justo en el lado oeste de Vågen, el nombre que recibe la lengua de agua que entra en Stavanger. Su desarrollo comenzó en los siglos XVII y XVIII. En 1766 y 1768 hubo incendios que dañaron seriamente esta zona, que tuvo que ser reconstruida. Así, la mayoría de las 173 casas de madera que encontramos hoy, datan de entre 1820 y 1870.
Entonces, los comerciantes construyeron allí sus almacenes, justo con vistas al puerto, de forma que fuera fácil la carga y descarga. Y para aprovechar, construyeron sus casas detrás de estos almacenes. De hecho, desde varias de las calles y desde alguno de los patios existentes en la actualidad se puede ver el puerto.
Tras la Segunda Guerra Mundial toda esta zona estuvo a punto de ser demolida, debido a los nuevos planes urbanísticos para la ciudad. Pero por suerte, entre el Ayuntamiento y la Foreningen Gamle Stavanger comenzaron a hacer trabajos de restauración y recuperación en parte del casco antiguo. Entre 1957 y 1974 se promulgaron leyes para proteger toda esta zona, que entonces recibió el nombre de Gamle Stavanger.

Hoy en día lo que vemos es un barrio muy recoleto, con casas pintadas en blanco, la mayor parte de ellas de propiedad particular, el suelo de las calles de adoquín, y todas, absolutamente todas las casas, restauradas. No en vano, en 1975, Año de la Arquitectura en Europa, Gamle Stavanger fue reconocido como uno de los ejemplos de cómo se podían rehabilitar zonas antiguas sin que perdieran ni su carácter ni su utilidad.
(La mayor parte de las fotos que hicimos a este barrio, las puse en el capítulo anterior cuando visitamos por primera vez sin guía) 








Algunas fotos más del puerto, fuente, mercado del pescado y escultura metálica de la columna del centro.







Teniendo en cuenta que la subida al Preiketolen o púlpito es bastante dura y está limitada a personas que no tengan ningún problema físico, había una alternativa para todos aquellos que no querían o no podían subir.

Dicha alternativa era hacer un crucero que les llevaba por el Fiordo de Lyse, por ello se quedaron en la parte del puerto donde salían los barcos de la empresa RODNE FJORD CRUISE y así para poder divisar el púlpito desde abajo, una perspectiva diferente a la que vimos los que subimos.

Había dos horarios, a las 10:00 y y a las 14:00 horas, de jueves a domingo. En julio y agosto hay un barco más a las 12:00 para aquellos que estén interesados, el precio del ticket de adulto es de 450 KN (unos 50€) la duración del crucero es de 3 horas.

Continuamos la excursión en carretera los que estábamos dispuestos a subir arriba. Tomamos el ferry Lauvvika-Oanes, el trayecto que cruzaba el mar hasta la otra punta era corto, sólo 15 minutos y no teníamos que bajarnos del autobús ni siquiera en el barco aunque lo hicimos para ver un poco el paisaje pero cómo era tan corto el trayecto y hacía bastante frío no merecía tanto la pena.




Hacía viento Eh!!!!


Cuando llegamos al punto de desembarque continuamos en el autobús hasta llegar a los aparcamientos del Preikestolen allí nos dio Alexia las explicaciones oportunas como el tiempo de que disponíamos, cinco horas en total.

El Preikestolen o Púlpito es una roca sobre el fiordo de Lyserjord, situado cerca de Stavanger. Es una roca plana de unos 25x25 metros y a unos 600 metros de altura sobre el fiordo. 

Lo normal que se tarda son dos horas en subir, dos y media en bajar y media hora entre visitarlo y estar allí arriba y comer el picnic y nos dijo Alexia que si a las dos horas no habíamos llegado, que nos volviéramos porque no nos iba a dar tiempo. 

Con esas instrucciones subimos un poco contrareloj, teníamos que tardar menos de 2 horas sí o sí, no nos podíamos parar mucho porque no sabíamos si íbamos a tener suficiente tiempo y lo que no queríamos era venirnos sin verlo o mucho peor, bajarnos a medio camino.

Es recomendable llevar agua, comida, ropa de abrigo y lo más importante, un buen calzado.

Nosotros tuvimos mucha suerte con el tiempo, un día fantástico y soleado pero ya a la bajada hacía un poquito de aire y no se despegaba algo de abrigo.

Y comienza la subida ....era bastante, bastante dura sobre todo me sorprendió porque eran piedras muy grandes y había algunas subidas muy empinadas, otros tramos llanos pero eran los menos. 

El paisaje de la subida aunque era bonito no me sorprendió tanto, a veces parecía que estaba andando por el Parque Nacional de Aigüestortes y otras veces por el de Ordesa recordándome a nuestros Pirineos.






Las vistas una preciosidad, pero sobre todo, cuando te vas acercando al Preikestolen, que se va viendo el fiordo Lysefjord, merece la pena cualquier esfuerzo.

Hay un par de repechos importantes, con el camino de piedras irregulares, altas, bajas, resbalan...

Los primeros 500 metros dejan claro que sí va a ser duro. La rampa del comienzo es bastante fuerte y sin descanso. Pasados esos 500 metros hay un llano, el camino está lleno de rocas grandes por las que hay que ir trepando, algunas zonas muy dificultosas.




A lo mejor lo estoy poniendo demasiado difícil pero para una persona acostumbrada al senderismo y la montaña no es tanto pero para otras puede ser realmente duro. Yo ahora puedo decir que a pesar de las dificultades y de no ser habitual de la montaña, lo volvería a hacer.

Seguíamos subiendo, nos iba animando la distancia que llevábamos y la que nos quedaba, indicada en los postes con la letra T.






Seguimos subiendo, ya hemos pasado el ecuador.... pero aun quedaba una subida importante


Más bonitos paisajes por el camino.







Ya estamos llegando, ya va a asomando el fiordo Lyse por entre las rocas a nuestra izquierda....



                 










Y ya por fin llegamos...

Mereció la pena el esfuerzo, en la explanada de la roca mucha mucha gente por ello no es no se podía disfrutar tanto del sitio como si hubiera menos personas pero no importa, aunque es imponente, por fotos que había visto anteriormente yo me la imaginaba un poco más grande y más plano y el terreno es un poco desigual.














Después de hacer fotografías por todos los rincones subimos un poquito más arriba para poder apreciar la explanada en toda su magnitud y verla llena de gente desde arriba. Aunque hay quién subió aún más alto que nosotros pero es un poco arriesgado, o mi por lo menos ya me dio un poco de yuyu, con lo que tenía delante de mis ojos ya estaba más que satisfecha.

Bueno pues es otra de las cosas que van a quedar en mi retina para los restos como alguno de los mucho monumentos que he visto en mi vida.









Entre la meseta del Púlpito y la montaña se puede ver una grieta. Se dice que el día en que siete hermanas desposen a siete hermanos en la región de Lysefjord, la meseta se separará de la montaña y se hundirá en el fiordo, formándose una ola inmensa que acabará con la vida en toda la región, bueno yo transmito lo que dicen las leyendas nórdicas.






Después de tomar el picnic y disfrutar un ratito más de las vistas y el entorno, emprendimos la bajada que aunque nos lo había advertido la guía y yo no le creía mucho, pensé que iba a ser más suave que la subida, pues tenía razón, la bajada fue aún más dura, durísima porque tenías que ir más pendiente de donde ponías los pies y qué piedra pisabas porque había muchas terminadas en pico, eran piedras muy desiguales y te hacían girar los tobillos y para no tener un pequeño accidente o llevarte algún disgusto en el viaje había que tener mucho cuidado.

Al final le ganamos un poquito de tiempo al que nos había dado Alexia. La subida la hicimos en una hora y tres cuartos y la bajada rondaría aproximadamente las dos horas.

Cuando llegamos abajo, por fin, que no veía cuando iba a terminar, nos dirigimos al hotel restaurante que hay dónde están los aparcamientos. 

Allí al principio no vimos a nadie y aprovechamos para tomarnos una cerveza y un Nestea que nos cobraron 113 coronas (12,94€), fue una pasada, las bebidas más caras que habíamos pagado hasta ese momento.

 Vistas desde el Hotel restaurante Preikestolen Fjellstue





Después ya vimos a la guía y fueron apareciendo el resto de los compañeros y cuando estábamos todos emprendimos la vuelta. 

Esta vez el embarque era en otro puerto diferente (Tau) porque en vez de tomar por el mismo camino anterior ahorramos un poco en carretera e hicimos una navegación en ferry más larga, fueron 40 minutos. 


En esta ocasión aunque también podíamos quedarnos sentados en nuestro autobús decidimos bajarnos e irnos a la parte alta del ferry donde había cómodos asientos y cafetería para tomar algo, fuimos viendo mucho mejor el paisaje desde las grandes cristaleras del barco.

El desembarque fue en el mismísimo puerto de Stavanger, y allí, junto a la catedral fue donde recogimos al resto del grupo para ir al hotel a cenar, los que llevaban la cena incluida, nosotros fuimos los únicos que nos bajamos ya que habíamos optado por la media pensión sólo en fiordos.

Aprovechamos para dar una vuelta más por la ciudad para ver algunas cosas que habían quedado pendientes y despedirnos de Stavanger.

Fuimos a la Torre Valberget de nuevo esta vez a verla desde la base y paseamos un poco más por la zona comercial pero en cuanto las tiendas cerraron se quedó muerta la ciudad y con o cansados y sudorosos que estábamos por la subida al Púlpito, decidimos comprar una cerveza en el supermercado e irnos para el hotel a tomarnos una cenita de nuestras reservas.





Tomamos de nuevo el autobús, 64 coronas y en un plis plás nos encontramos en el Hotel Scandic Forum.



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