28 jul 2010

CRUCERO POR EL MEDITERRÁNEO. CAPÍTULO VII - EXCURSIONES: 3 ROMA






El Sovereing llegaba a Civitavecchia sobre 08:00 de la mañana, hoy era nuestro tercer día de excursión. Como el día anterior a las 7:50 ya estábamos el grupo reunidos en la cubierta 2 esperando a que quitaran las cintas y anunciaran por megafonía que se podía desembarcar, para bajar a la cubierta 1ª y salir deprisa antes que los de Pullmantur.


Al bajar del barco, aunque los autobuses de Pullmantur y los barcos de otras navieras estén atracados a la derecha, no hay que confundirse, hay que dirigirse a la izquierda, en este muelle tampoco está permitido a autobuses de otras agencias recoger pasajeros por lo que hay que caminar como unos 300 mts. o algo más hasta reunirnos con el guía.


Para la excursión de hoy, nuestro grupo de Internet había conseguido completar dos autobuses, que aunque para ahorrar gastos sólo se había puesto un guía y un representante, en este caso Santiago, pero yo me fui al 2º bus para colaborar con éste y encargarme del cobro del personal de mi autobús.


Nosotros no íbamos a hacer la visita de hoy con el grupo pues teníamos reciente nuestro tour por Roma en el mes de septiembre por lo decidimos utilizar la excursión, sólo por comodidad y para ahorrar tiempo, para el traslado desde Civitavecchia hasta el Vaticano, que era el lugar que nosotros habíamos decidido visitar por dentro. Yo ya lo conocía, estuve en 1997, pero estaba tan lejano y como Jose no lo conocía me apetecía mucho volver a ver la Capilla Sixtina y los museos Vaticanos, así como el interior del Coliseo.


De ambos sitios habíamos sacado la entrada por Internet, cuesta algo más por utilizar este medio, ya lo hicimos el año anterior en Florencia y comprobamos que sobre todo en visitas relámpagos como estas merece muy mucho la pena llevar tu ticket y acceder sin colas. 

El precio es de 19 € para el Vaticano y la habíamos sacado para las 11:00 de la mañana aunque nos dijeron que si se llegaba antes se podía entrar pero si nos pasábamos perderíamos la entrada. El precio del ticket del Coliseo era de 13,50 € aunque este no tenía hora.


Para sacar el ticket de los Museos Vaticanos, pinchar aquí
Para sacar el del Coliseo, aquí

La distancia desde Civitavecchia hasta el Vaticano era de unos 68 kmts., o sea una hora aproximadamente en condiciones normales pero el trafico de Roma hizo que nos retrasáramos un poco. 




Cuando llegamos a la Vía de la Conciliazioni, avenida que desemboca frente a la Plaza de San Pedro, nos bajamos del autobús y nos despedimos del grupo, con el cual nos volveríamos a reunir por la tarde en el Arco de Constantino. Había comenzado a llover, suerte que habíamos optado por una visita a cubierto por lo que sólo teníamos que caminar con el paraguas el pequeño tramo bordeando la muralla hasta llegar a la puerta de entrada de los museos. 


Cuando llegamos al museo sabíamos que en una par de horas sólo podíamos ver lo principal, para verlo al completo es necesaria toda una mañana, aunque para disfrutar de los 7 kmts. de galerías que recorren el museo, son necesarios de dos a tres días.

En todos los mostradores de información que íbamos encontrando, pedíamos un plano o mapa del museo para seguir un orden y no perdernos "lo principal". Imposible, el personal muy desagradable, decía que no tenía ninguno que sólo tenían los auriculares para alquilar, así que decidimos ver todo lo que nos encontráramos hasta la Capilla Sixtina y pasando ésta, igualmente todo lo que nos encontráramos siguiendo los indicadores hasta completar el tiempo del que disponíamos.

 Vista del patio de la Piña.

Comenzamos visitando el Museo Gregoriano Egipcio, con variedad de objetos provenientes de excavaciones de regiones de Egipto. Destacan estatuas de dioses egipcios, torsos de faraones y el libro de los muertos.

Fotos del hemiciclo, terraza y objetos del Museo Gregoriano Egipcio





Continuamos por el MUSEO CHIARAMONTI, dedicado a bustos y estatuas romanas. Agrupa cerca de un millar de esculturas, entre las cuales se encuentran retratos de emperadores, imágenes de dioses y numerosos fragmentos, frisos y relieves procedentes de sarcófagos.







A continuación pasamos al MUSEO PÍO-CLEMENTINO. Este museo guarda una gran colección sobre todo de esculturas romanas y griegas en las doce salas que dispone, así como en el Patio Octogonal del Belvedere.
Gabinete de Apoxiomenos. Toma su nombre de la escultura que representa a un atleta quitándose el polvo y el aceite del cuerpo con la estríngila.

Estatua de Perseo triunfante y Hermes de Belvedere

 
 
LAOCOONTE. Grupo escultórico griego que representa a Laocoonte y a sus hijos luchando con dos serpientes. Marca la transición de la escultura griega "idealizada" a la romana "realista".

Río Tigris
APOLO DE BELVEDERE. Copia romana de una estatua griega del s. IV antes de Cristo. A destacar el drapeado de la vestimenta. Los artistas del renacimiento la consideraban un modelo de perfección a imitar


Hércules




Me llamó especial atención las salas de los mapas y La Galería de los Tapices, esta contiene tapices de la escuela de Rafael hechos en Bruselas que representan escenas de la vida de Cristo. Destaca la Cena de Enmmaus, donde la figura de Cristo parece seguirnos con su mirada, entre otras.
Ártemis Efesia

Capilla Sixtina

La Capilla Sixtina está situada al final del laberinto de pasillos y salones que conforman los Museos Vaticanos y por  fin llegamos a ella y digo por fin, por que aunque es uno de los más famosos tesoros artísticos de la Ciudad del Vaticano es lo que todo el mundo espera, yo como ya la conocía no tenía las expectativas tan altas, eso me hizo disfrutar más de los salones previos y algunos posteriores a dicha capilla, hay gente que pasa deprisa estos salones para llegar a la "cumbre" y luego les decepciona, no hay vuelta atrás, no hay manera de llegar a  ella si no es pasando por muchos y muchos salones llenos de obras de arte y que  por su fama, por supuesto merecida, algunas personas pasan por alto muchas maravillas entre ellas las que he fotografiado anteriormente.

Es conocida en todo el mundo no sólo por ser la sala en la que se celebra el cónclave y otras ceremonias oficiales (como las coronaciones papales), sino sobre todo por sus murales pintados por Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel). Se encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro, después de la Scala Regia ('Escalera Real'), y originalmente servía como capilla al interior de la fortaleza vaticana.
La capilla es de forma rectangular y mide 40.93 m de longitud por 13.41 de anchura (las dimensiones del Templo de Salomón según el Antiguo Testamento). Su altura es de 20.7 m.
Su decoración pictórica al fresco se inició recién terminadas las obras y en ella participaron los pintores más exitosos de finales del siglo XV: Sandro Botticelli, Luca Signorelli, Perugino, Pinturicchio y Ghirlandaio, entre otros. Años después, ya bajo el papado de Julio II, Miguel Ángel pintó el techo (con escenas como La creación de Adán). La pared sobre el altar mayor (con una superficie de 13.7 m por 12.2 m) la ocupa el Juicio Final, pintado por el mismo genio tres décadas después.
En el centro de la bóveda se representan nueve escenas rectangulares sobre la Creación y la Caída del hombre, flanqueadas por profetas y sibilas, así como los antepasados de Jesús y arquitecturas y esculturas fingidas (trampantojos).
La decoración de esta capilla se completó con una famosa serie de tapices diseñada por Rafael Sanzio: Los Hechos de los Apóstoles. Actualmente, salvo en ocasiones especiales, estos paños de lujo se custodian en otra estancia de los Museos Vaticanos.
La Capilla Sixtina debe su nombre al Papa Sixto IV della Rover.
Fuente:  Wikipedia. 

Es impresionante la gente que había dentro del Museo, pero sobre todo en los accesos a la Capilla Sixtina íbamos casi en fila y no digamos al llegar a la misma, completamente llena, pero como lo más interesante para ver está en las paredes y techo,s la gente no impedía el que lo pudiéramos contemplar. 

El hecho de haber tanta gente lo que si nos benefició fue para poder tirar unas fotos robadas, sin flash por supuesto que creo que a pesar de todo no han quedado nada mal, porque es el único lugar donde tienen prohibidas las fotos y hay personal vigilante de que esto se cumpla así como el silencio. Los laterales están rodeados de asientos en los que si tienes suerte de que alguien se vaya, como nos pasó a nosotros,  puedes sentarte un rato para poder recrearte en la obra de Miguel Ángel.




Continuamos visitando alguna que otra sala más con intención de dirigirnos a las Estancias de Rafael, pero ya nos quedaba un poco lejos y se nos hacía tarde, esa es una de las asignaturas pendientes que me han quedado para una próxima visita a Roma.

Vista de la Cúpula de San Pedro desde uno de los patios de los Museos del Vaticano.



Ya concluido nuestro tiempo no podíamos venirnos sin fotografiar esta maravillosa escalera en espiral, imagen representativa del Vaticano,  que se encuentra a la salida, obra de Donato Bramante que produce un efecto óptico, como si no fuera a terminar nunca.




Al salir del recinto por la Viale Vaticano, teníamos que dirigirnos a una estación de metro, esto es una decisión que cada uno toma la que quiere porque están exactamente a la misma distancia  la de Cipro o la de Ottaviano, a 600 mts, 7 minutos, en esta ocasión optamos por la de Cipro que no la conocíamos, suerte que para donde íbamos nos combinaba bien el metro pues con las pocas líneas que tiene Roma.... 

Tomamos la Linea A hasta Termini (6 paradas), cambio a la línea B y en dos paradas estábamos en el Coliseo.
Hacía un sol de justicia y pocos bares por la zona, así que nos compramos un bocadillo en un kiosko y nos lo tomamos bajo la sombrita de un árbol en el pequeño parquecito que hay frente al Coliseo. Al igual que en Florencia, el escaso tiempo con el que contábamos nos impidió sacar más fotos, pero como tengo una extensa colección de nuestra anterior visita, más adelante las publicaré en el apartado de antiguos viajes.

Como ya comenté anteriormente, el hecho de llevar nuestra entrada comprada por Internet, nos hizo acceder al más famoso de los anfiteatros inmediatamente sin cola. Yo particularmente no tenía mucho interés en volver a ver el Coliseo por dentro pero Jose sí, como él es un gran conocedor y apasionado de la historia y principalmente de la de Roma, con lo que viera y su imaginación le transportara, quería ver donde se habían paseado tantos emperadores entre ellos nuestros paisanos Trajano y Adriano.


Sigo pensando lo mismo, a pesar de ser una de las nuevas siete maravillas del mundo, está muy deteriorado, sí, alguien me podrá decir pero si data del s. I, como quiero que esté, pero es lo que pienso después de haber visto otros mucho mejores conservados, como el del Djen en Túnez, aunque este quizás peque un poquito de excesivamente restaurado.











Desde los pisos altos del Coliseo, son las mejores vistas del Arco de Constantino y del foro romano con el Arco de Tito.


Vista del Arco de Constantino desde el interior del Coliseo


Vista del Arco de Constantino desde el interior del Coliseo
Foro Romano




Foro Romano con el Arco de Tito
Concluido nuestro tiempo, sobres las 17'00 horas, en el Arco de Constantino nos reunimos con nuestro grupo, que tras intercambiar  opiniones, también habían disfrutado mucho en su cansada visita de unas horas a pie por Roma viendo "lo principal". Sobre las 18:00 horas regresamos al Sovereing.



Continuará....

2 comentarios:

Juan Luis dijo...

Todo muy útil para mi inminente visita. Gracias y un saludete.

CARMEN RODRÍGUEZ dijo...

Hola Juan Luis:

Encantada de haberte sido útil.

Un saludo.

Carmen