VIERNES, 13/07/2012
Después del desayuno, nos fuimos al despacho donde se compraban los tickets para los taxis que suben al parque, que se encontraba justamente enfrente de nuestro hotel.
El coche se podía subir al parque y dejarlo en uno de los aparcamientos habilitados pero el taxi nos avanzaba mucho más hacia el interior.
El P.N. de Aigüastortes i Estany de San Maurici, se haya situado en la parte más noroccidental de Cataluña, entre las comarcas de la Alta Ribagorza, el Pallars Sobirà, el Pallar Jussà y la Vall d’Aran.
En él se dan cita todos los elementos característicos de la alta montaña y configura una magnífica síntesis de lo que es la gran cordillera pirenaica en su zona central, más continental.
Adquiere su más acusada personalidad por los característicos meandros de alta montaña. Las aigüestortes o aguas tortuosas, sus cerca de 200 lagos, como el de San Maurici y el Negre, los impresionantes riscos de Els Encantats o del Montardo y la presencia del abeto tan escaso en España, que alcanza en la zona denominada la mata de Valencia su más bella expresión.
El agua es el protagonista principal del parque, ya sea en forma de ríos, cascadas, humedales, o en sus casi 200 lagos que se reparten por toda su superficie, dando lugar a una de las zonas de mayor concentración de lagos pirenaicos. Las aguas tortuosas alcanzan su mayor belleza en dos de sus ríos, el San Nicolau y el Aiguamog. Algunos de los lagos o estanys se encuentran en los fondos de los valles, como el Sant Maurici, o el Llong, pero la mayoría ocupan los altos circos glaciales.
En el P.N. de Aigüastortes, se pueden realizar cinco rutas a pié
Ruta de la Ribera de San Nicolau Ruta de la Marmota Ruta hacia las Agulles d’Amitges Ruta del Circ de Colomers Ruta de los estantys de la Vall Fosca
Elegimos la ruta 1, denominada como la de “la ribera de San Nicolau”, es la más clásica y larga partiendo desde Boí, aunque las 02:30 horas primeras horas de sendero nos las ahorramos de caminar, fueron las que hicimos en el taxi.
El vehículo era una furgoneta de 9 plazas que no tenía horario fijo, sólo había que completar todas las plazas, su precio era de 10,50 € ida y vuelta y la duración de 25’.
Salimos a las 09:15, llegando al parque a las 09:40. En el mismo vehículo conocimos a una pareja, jubilados de Cádiz, pero bastante ágiles, muy agradables con los que pasaríamos el resto de la jornada.
El día era precioso, habíamos tenido mucha suerte con el clima en los dos días que habíamos elegido para hacer senderismo por los Parques Nacionales.
Nada más iniciar el sendero ya me pareció muy bonito el parque, la mayor parte del camino se hace paralelo al río, la vegetación y sobre todo las vacas que se encontraban allí pastando y bebiendo en los charcos y ríos, le daban un ambiente más bucólico. Me gustó mucho lo bien señalizado que estaban los senderos con marcadores indicando el tiempo estimado en cada ruta.
Nuestro primer objetivo era llegar hasta el Estany Llong, ruta de 1,50 horas de duración aproximadamente. Era una ruta muy cómoda y bastante llana, al llegar nos gustó tanto el paisaje y no se nos había hecho nada largo que decidimos continuar hasta el siguiente estany, el de Redó. Este estaba a 30’ más arriba, pero la subida era un poco más dura, distintas alturas y un terreno bastante desigual.
Mereció la pena el esfuerzo hasta llegar arriba, la estampa que nos ofrecía el lago y las montañas era una maravilla poder disfrutar de aquel lujo. Allí nos pusimos a comer un “tentempié” hasta la hora de la comida, unos una fruta, otros frutos secos, mientras echábamos pan a los peces y patos del lago, disfrutando cómo aparecían en rápidos y abundantes bancos para engullirlo antes que el compañero.
Allí, mientras descansábamos también aprovechamos para charlar con cualquier senderista que pasaba y se paraban con mostros a contemplar el mismo espectáculo, hasta que decidimos emprender la vuelta, a veces acompañados por más senderistas que encontrábamos por el camino o a veces los cuatro solos.
Llegamos al refugio, con la intención de ir al baño y nos sorprendió gratamente el lugar, por lo bien preparado de servicios, cómodo y limpio que estaba, incluso nos dio pena de habernos llevado nuestros bocadillos de haberlo sabido hubiéramos comido allí, a razón del buen olor que salía de la cocina y la tarta de chocolate tenía una pinta….
Nos permitieron comer nuestras propias comidas consumiéndoles las bebidas, siempre y cuando lo dejáramos todo igual de limpio que nos lo encontramos. Después de comernos nuestros bocadillos, eso fue lo que hicimos y emprendimos el resto de la ruta que nos quedaba del camino de vuelta. En total estaríamos en el Parque unas cinco horas aproximadamente.
Continuamos hasta el parking de los taxis y en cuanto la furgoneta se completó, salimos de nuevo hacia Boí.
Al llegar al hotel, una siesta, una ducha y salir a conocer la población de Boí y su iglesia románica que era la que nos quedaba por ver de las que nos entraba en el ticket conjunto que habíamos comprado, al estar enfrente del hotel como no necesitábamos coche, la habíamos dejado para la última.
Iglesia de San Juan de Bohí
Es una iglesia de tres naves. En origen, su techumbre era de madera aunque posteriormente se cambió por una cobertura de piedra. El campanario, de claro estilo lombardo, está adosado a la nave lateral ubicada en el sur. Sólo se conservan dos de sus pisos originales ya que el último tramo del campanario se añadió con posterioridad. De la iglesia únicamente se conserva el ábside. Cuenta también con un notable conjunto de pinturas del siglo XII entre las que destacan las que representan a diversos animales fabulosos. Los originales se encuentran en el MNAC mientras que en la iglesia se pueden ver reproducciones de estas pinturas.
Después de la iglesia, subida a la montaña con la escultura del pastor y las ovejas a hacer un poquito la cabra y fuimos al pequeño pueblo de Bohí a visitarlo, recorrimos sus callejuelas con fuertes casas de piedras y la bonita vista del río y nos fuimos a tomar una cerveza al Restaurante “La Taverneta” en Plaza Batllo, s/n (Boí)
La Vall de Boí, Lleida 25528
Allí se reunieron con nosotros nuestros nuevos amigos gaditanos que se alojaban en el mismo hotel y decidimos quedarnos en el mismo sitio a cenar, donde comimos muy bien: croquetas de bacalao, otra especialidad de la casa que ahora no recuerdo y una tortilla de setas que estaba ideal, junto con unas cervezas, 51,90€
Después de la cena, nos tomamos unos chupitos en el hotel para despedirnos de Manolo y África que ya al día siguiente había que madrugar mucho porque era el día de regreso para ambas parejas hacia el sur y nos quedaban muchos kms, kilómetros que hicimos de tirón sin hacer noche en ningún sitio. Y llegando a casa con un bonito recuerdo de haber visitado parques nacionales de España, que cada día me gustan más, un poco de deporte haciendo senderismo, visita de pueblos aragoneses, visita de monasterios de Soria y Navarra y la ruta del románico catalán.
Hasta el próximo viaje. Gracias por leerme
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