20 nov 2010

FIN DE SEMANA EN LAS ALPUJARRAS GRANAINAS.

12/11/2010 – CAPILEIRA, BUBIÓN Y PAMPANEIRA

Viernes tarde, emprendemos nuestro camino hacia Capileira, ese bonito pueblo de Las Alpujarras granadinas que yo no conocía y donde, a través de unos amigos alquilamos una casita en pleno centro del pueblo.

Nuestro viaje desde Sevilla, era largo 337 kmts., 4 horas de camino, la carretera era buena, la autovía de Granada, salvo el último tramo, desde Lanjarón aproximadamente, donde comienza la zona de montaña y por consiguiente las curvas, menos mal que pasamos de noche y no se veía el precipicio, sólo a la vuelta fuimos conscientes de la altura que subimos.

Al entrar en Capileira, a la izquierda, en la parada del autobús, nos estaba esperando Carmen, la señora encargada por los dueños de la casa de recibirnos, llevarnos a los aparcamientos y mostrarnos la casa.

Casa Nicolasa”, que así se llama nuestro alojamiento, estaba situada en C/. Cerezo, nº 6 muy cerca del centro, en una calle con mucha pendiente cuyo firme no es asfaltado, sino como el de todos los pueblos de la zona, de piedra y con una especie de hundimiento en el centro a modo de canaleta para que corra el agua de lluvia.
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La casa, nos sorprendió gratamente por lo nueva que estaba (totalmente restaurada, creo que estaba en ruinas), el buen gusto en la decoración, en menaje de cocina no faltaba un detalle, luminosidad, calefacción, aparte de la chimenea, radiadores en cada habitación, una estufa y calefactor en el cuarto de baño, etc. Tenía tres dormitorios uno con cama de matrimonio incluida ducha y los otros dos con dos literas, salón cocina y baño.

Llegamos sobre las 21:30 y en seguida se reunieron con nosotros Manoli y Antonio, que venían desde Vélez Málaga, que junto con Ana y Trini que venían con nosotros desde Sevilla, ya estábamos los seis, , dispuestos a pasar un fin de semana de risas, de exceso de comida y bebidas, de compras… pero respirando aire puro, en contacto con la naturaleza y con la gente llana de los pueblos.

Capileira:
Su nombre procede del término capilaris-e que significa cabecera o lugar más elevado; o bien del latino capitellaria, derivado a su vez de capitellun, que significa cumbres.
El municipio de está asentado en uno de los espacios naturales más extraordinarios de toda Granada: el Barranco de Poqueira. Este lugar, catalogado como conjunto histórico-artístico, está ubicado en la vertiente sur de Sierra Nevada y forma parte del Parque Natural. Situado a 1.436 metros de altitud, es el segundo municipio más alto de Andalucía, siendo sólo superado por Trevélez, a los pies del pico Veleta, encaja en sus laderas los pueblos de Capileira, Bubión y Pampaneira.
Su casco urbano conserva íntegra la arquitectura tradicional alpujarreña y está dividido en tres barrios. Las casas blancas de tejados planos dan forma a sus empinadas y zigzagueantes calles. Los habitantes de Capileira se han caracterizado a lo largo de su historia por un respeto escrupuloso a su entorno.
A la mañana siguiente, ya descansados, después de un copioso desayuno preparado por nosotros mismos tras comprar una hogaza de pan recién hecho y unos riquísimos roscos de azúcar caseros en una panadería del pueblo, salimos a conocer la zona.

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Primero tomamos desde el pueblo de Capileira, por la carretera hacia Bubión, que es el siguiente pueblo más cercano de apenas 355 habitantes y a casi 2 kms. en la ladera.
Ya desde la misma carretera se podía disfrutar de la frondosa vegetación y las extraordinarias vistas de todo el Barranco de Poqueira. Desde las barandillas del mirador, en el mismo barranco, se divisan los pueblos vecinos de Bubión y Pampaneira, así como Sierra Nevada y el Mar.
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Cuando empiezas a divisar los pueblos desde lo más alto, una de las cosas que llama la atención en un lugar de montaña y nieve son sus azoteas planas grises con su altas chimeneas blancas sobre las cubiertas.

Estas cubiertas llamadas "terraos" son planas, sin tejas, sostenidas por la viguería sobre la que apoyan las lajas de pizarra, sobre éstas, se extiende una gruesa capa de pizarra triturada que impermeabiliza la construcción. En ocasiones se formaban grandes espacios gracias a la unión de unos "terraos" con otros, originándose verdaderas plazas dónde los habitantes se reunían e incluso celebraban fiestas... ¡pero, en realidad, era el techo de sus vecinos!
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Llegado a Bubión tras pasearnos por sus calles, Plaza del Ayuntamiento, los lavaderos y fotografiar cada uno de sus bonitos y pintorescos rincones, fuentes y tinaos llegamos al final donde tomamos una ruta fácil de senderismo a través del campo para llegar al siguiente pueblo, Pampaneira.

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Nuestra ruta era el tramo que va del 3 al 1 señalado en el mapa, que al hacerla al revés de lo indicado, fue más cómoda, ya que todo era pendiente abajo y la vuelta la hicimos en autobús. Si alguien sólo quiere hacer el camino para conocer la ruta y disfrutar de las vistas, le aconsejo que haga lo mismo que nosotros, así ahorrará tiempo y también el camino más pesado cuesta arriba.

Hacía un precioso día, un sol radiante y un color azul de cielo, ideal para caminar y tener la luminosidad necesaria para las fotografías, curiosamente no hacía ni mucho frío a pesar de la época en la que estamos, gracias que yo iba en plan cebolla porque con la caminata entré en calor, primero salió el chubasquero con el polar, y después el jersey, haciendo el último tramo de la ruta en sisa, increíble en un mes de noviembre y divisando al fondo una de las montañas de Sierra Nevada coronada de nieve.
Debe ser precioso en cualquier época del año, pero desde luego en otoño, fecha que hemos decidido nosotros es una maravilla por el colorido de los árboles  en la gama que va desde los verdes, marrones, ocres y amarillos, por la caída de las hojas.

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Al dejar el sendero y tras descender por algunas empinadas calles nos encontramos de lleno con la plaza de Pampaneira, lugar lleno de tiendas con productos artesanales típicos de Las Alpujarras, así como la Iglesia y veladores, muchos veladores que debido al buen clima estaban a rebosar de gente y como era justo lo que nos apetecía al terminar la caminata, nos sentamos en uno de sus bares a tomar un cerveza, cerveza que allí, como en toda la zona de Granada, acompañan directamente con una tapa, buena costumbre por un lado pero mala por otra, si te tomas dos o tres cervezas, aquellos que no somos muy comilones, nos quita el hambre con lo cual el aperitivo puede pasar por comida.
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Después de nuestra birra, y de camino para la salida del pueblo donde teníamos que tomar el autobús aprovechamos el rato que nos quedaban para ver algunas tiendas, minutos que nos cundieron muchísimo, pues nos fuimos cargados de alfombras, pañuelos, caramelos, y otros productos típicos de la zona.

Rondando las 14:15 aproximadamente tomamos el autobús hacia Capileira, que si lo llegamos a saber no nos hubiéramos ido hasta por la tarde, en el siguiente autobús. El motivo de irnos hacia Capileira era que queríamos comer allí en uno de los dos restaurantes que teníamos referencias por Manoli y Antonio que si conocían bastante bien la zona,  que son la Pizzería y un restaurante en la plaza, pero el primero estaba cerrado y en el segundo no había sitio en el exterior al sol que es donde se apetecía.

Terminamos tomando algunas cervezas más con sus correspondientes tapas y unas exquisitas patatas a lo pobre y migas (aunque dicho sea de paso a mi particularmente me gustan mucho más las de mi tierra, hechas de pan muy tostadito y no de harina con son las de esta zona).

Después nos fuimos a tomar un té a la Tetería Nómadas, que está en la carretera a la entrada del pueblo de Bubión. El té estaba buenísimo acompañado con unas tartas caseras inmejorables. Este lugar, además de tetería, con una decoración muy bonita, es una tienda hindú, especialista en yoga y relajación, con lo cual también terminamos comprando artículos de estos para regalo ya que algunas de nosotras somos practicantes de esta filosofía.
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Acabado nuestro té y compras nos fuimos a la casa a descansar un poco y disfrutar de su confort, unos durmiendo una siesta, otros pasando el rato con  juegos de mesa al calor de la chimenea.

Por la noche salimos a cenar a un bar cercano a tomar unas tapas, regresando a Casa Nicolasa, para terminar la jornada con una interesante y fructífera conversación entre amigos tomando unas copas delante de la chimenea.

A la mañana siguiente paseamos por el pueblo donde nos alojábamos, Capileira, viendo más rincones bonitos, casa blancas, más fuentes, tinaos, las eras y muchas chimeneas. Después fuimos de compra, esta vez chacinas, salchichones, morcillas, chorizos y butifarras de la zona, para tomar el coche y bajar de nuevo a Pampaneira.

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Pampaneira es la más baja de las tres poblaciones que componen el  Barranco de Poqueira, de apenas 308 habitantes. Desde la parte baja a la más alta del pueblo hay un desnivel de 287 m. Es un atractivo recorrer sus calles empinadas, estrechas y curviformes decoradas con innumerables plantas que cuelgan de sus blancas casas. La cantidad de rincones bonitos hace que se recorra todo el pueblo sin ningún esfuerzo a pesar de los desniveles.
Después de pasear por su calles y visitar algunas tiendas incluso una fábrica de chocolate, nos sentamos de nuevo en otro bar de  la plaza a tomar una cervecita que ya era la hora y nos la merecíamos, después de meternos en nuestros cuerpos tapas de morcillas, chistorras y como no, el típico jamón de Trevélez que luego a la vuelta hemos tenido que hacer dieta depurativa para rebajarnos el colesterol que se nos subiría por las nubes con tanta grasa.
Tomamos el coche de nuevo y camino hacia Capileira nos paramos a comer en un restaurante a la salida de Bubión, desde donde había unas preciosas vistas pero no recuerdo su nombre, sólo sé que estaba enfrente del Restaurante Teide. Allí comimos muy bien unos, platos de caza, otros, revueltos, solomillos y alguno el plato típico alpujarreño.
Llegó la hora de partir de vuelta a nuestros hogares, después de haber pasado un fin de semana pleno y feliz con ganas de repetir bien al mismo sitio o a las Alpujarras de la zona oriental.

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