18 sept 2011

DÍA 8º) EDIMBURGO

Día 8º) Viernes 09.09.2011.

Después de tomarnos el fantástico desayuno que teníamos en el Hotel Premier, fuimos a retirar el coche que lo habíamos dejado la tarde anterior en zona azul y nos habíamos pasado 5’ de la hora, es decir eran las 08:35 y se empezaba a pagar a partir de las 08:30, puntualidad inglesa, nos encontramos la multa.

Fuimos para el aparcamiento que nos había recomendado el hotel donde nos hacían descuento por ser clientes. Estaba cerrado y volvimos al hotel.

Nos dice la chica gaditana, Luna (suerte que estaba de servicio), que el horario es de 09:30 de la mañana a 09:30 de la noche, le comentamos lo de la multa y nos dice que son 30 GBP si pagamos antes de 14 días y se ofrece a abonárnosla con una tarjeta de crédito a través del teléfono. Decidimos pagarla para evitar complicaciones, ya que el coche era de alquiler y tarde o temprano nos la descontarían de la VISA y con más recargos.

Vamos de nuevo al aparcamiento a dejar el coche, tenemos que pensar si ir a recogerlo antes de las 21:30 o dejarlo hasta por la mañana, aunque  esto nos retrasaría la ruta del día siguiente.

Nos fuimos para el castillo, no quedaba lejos, un paseíto caminando, lo más engorroso era la lluvia. Al llegar, no guardamos cola por tener la Explorer Pass, recogimos las audio guías en español, costaron a 2,50 GBP incluido el 20% de descuento por tener la Explorer Pass, y comenzamos el recorrido.

El día había salido feo, feo ,feo de verdad, típico día inglés, niebla con agua muy fina que calaba sin parar. Ya se me empezó a torcer el día un poco, entre el aparcamiento que estaba cerrado y no nos habían informado del horario, con lo cual tuvimos que ir dos veces, la multa y el tiempo, todo ello nos retrasó, por lo que llegamos al castillo más tarde de lo planeado.

Entramos, y yo particularmente, no disfruté mucho de la visita, esa mañana fue mi día negativo del viaje en la que cualquier pequeño contratiempo lo veía como un inconveniente. Odio llevar mucha ropa y odio la lluvia para hacer turismo, teniendo en cuenta que soy del sur y no tenemos mucha costumbre de ambas cosas, entre el chubasquero, el paraguas, el bolso, la cámara de fotos, las gafas colgadas, folleto explicativo, la audio guía, los auriculares y la gente en general, me agobió tanto que se me hizo interminable la visita.

El clima no nos permitió ver con claridad las maravillosas vistas de la ciudad que se ven desde el castillo, por su impresionante emplazamiento en lo alto de la ciudad medieval, situado en la cima rocosa de un antiguo volcán ya apagado. Menos mal que la tarde anterior llegamos con tiempo para subir a Calton Hill que es el otro punto recomendable para ver la ciudad desde lo alto.

El castillo es un gran complejo de edificios y fortificaciones, que se empezaron a construir en el siglo XII, y que se ha venido completando y remodelando hasta el mismo siglo XX. Ya en el año 1140 era la sede del Parlamento de Escocia. Además, fue la residencia de los reyes de Escocia hasta que en 1603 se unieron los reinos de Inglaterra y Escocia, pasando a estar la residencia real en Londres.

Abierto para la visita desde las 9,30 horas hasta las 18 horas (las 17 horas en invierno), si bien ya no se permite el acceso desde tres cuartos de horas antes.

Aún quedaban en su patio de entrada, aunque ya estaban desmantelándolas, las gradas que se montan en el mes de agosto de cada año para ver el gran espectáculo del Military Tattoo que todas las noches se celebra con motivo del Festival Internacional de Edimburgo.

Fuimos pasando por las distintas fortificaciones, con sus baterías de cañones, entre los que se encuentra el más destacado, la gran “estrella” entre los cañones del Castillo de Edimburgo es el conocido como Mons Meg, que fue fabricado en la ciudad belga de Mons en 1449, y con sus seis toneladas de peso, y con la última tecnología armamentística de la época, disparaba proyectiles de 150 kilos de peso.

Cruzando la puerta de Fog y subiendo hacia la fortificación interior, en lo alto vemos un pequeño edificio de piedra que es la capilla de Santa Margarita, el edificio más antiguo de Edimburgo, y visitamos los edificios de la Plaza de la Corona, como el Palacio Real con las Joyas de la Corona de Escocia, y el Museo Nacional de la Guerra.

Visitamos además la cárcel militar, e incluso un pequeño cementerio en el que se enterraban a los perros del ejército.

Eran casi las 13:00 horas cuando terminamos la visita completa y ya nos esperamos unos minutos para ver el cañonazo de la una en punto.

Todos los días a la una del mediodía (excepto los domingos) ocurre un acontecimiento muy especial en el castillo para observar una curiosa tradición que se lleva a cabo desde 1861.

A la una, con una impresionante puntualidad británica, un militar acude a disparar un moderno cañón, que hoy en día perpetúa la tradición, pero que funciona sobre todo como reclamo turístico. En sus comienzos, el disparo del cañón indicaba la hora a los marineros y a la gente del pueblo, para que pudieran sincronizar sus relojes (si los tenían).

Nada más salir por la Royal Mile, te encuentra a la izquierda, The Hub, es uno de los edificios icono de Edimburgo. Su alta torre de aguja de estilo gótico se eleva sobre todos los edificios de su entorno (es el más alto de la ciudad medieval) y aunque aparentemente parece una iglesia o una catedral, en realidad se trata de la sede administrativa del Festival Internacional de Edimburgo desde 1999.

Nada más pasar The hub, no paras de encontrarte tiendas y tiendas de suvenires, intercaladas con pubs. Las otras chicas del grupo aún le quedaban compras por hacer y prefirieron ir de shopping mientras el resto, continuamos caminando por la Royal Mile, preciosa calle medieval con bonitos edificios, llena de tiendas, pubs y restaurantes, así como decenas de callejones (closes) y patios (courts) . Nos acercamos a la Catedral de San Giles, pero estaba cerrada, nos dijeron que abrían a las 15:30, la dejamos para la vuelta y continuamos paseando por la animada Royal Mile, entramos en un pub a tomarnos una cervecita para esperar a las chicas que volvieran de sus compras.

La Royal Mile, con apenas un kilómetro y medio de longitud, exactamente una milla, de ahí su nombre, es la principal calle de Edimburgo, la más tradicional y folklórica. Une el castillo con el Palacio de Holyroodhouse.

Se divide en cuatro zonas:

1ª) Parte alta o Castell Hill

  • Castillo de Edimburgo
  • The Hub

2º) Tramo “Lawnmarket”

  • En el pasado fue un mercado de telas. Actualmente es la zona de mayor concentración de tiendas de suvenires, pubs y cafés, e incluso un gran tráfico de autobuses turísticos de dos pisos.
  • Histórica casa medieval Gladstones Land.

3º) Tramo Hight Street (Plaza del Parlamento)

  • En este tramo es donde se celebran todas las actividades callejeras que se desarrollan durante el festival alternativo Fringe, pero sólo en el mes de agosto.
  • Parlamento. edificio del antiguo Parlamento de Escocia entre los años 1640 y 1707.
  • Catedral de San Giles.

4º) Tramo “Canongate”

    Aunque hoy es algo que pasa totalmente desapercibido, hasta el año 1856 Canongate fue un burgo independiente. A lo largo de Jeffrey Street, entre Edimburgo y Canongate, se encontraba la muralla que dividía ambos burgos.
    En la intersección de la Royal Mile con Jeffrey Street se pueden ver algunos baldosines metálicos que indican dónde se encontraba la puerta de la ciudad. En una de las esquinas se encuentra el pub The World's End, llamado así porque para mucha gente de Edimburgo este punto significaba el fin del mundo, quien salía por esa puerta probablemente nunca volvía a entrar.

  • Empieza en la Iglesia Tron Kirk
  • Casas Medievales de John Knox House y Morocco Land
  • Palacio de Holyroodhouse.

Como a mediados de la Royal Mile decidimos buscar un sitio para comer, para no perder más tiempo del que ya llevábamos, al final decidimos entrar en un “Fast food” para comernos unos bocatas rápidos, que lo preparaban con los ingredientes que quisiéramos.

Continuamos por la Royal Mile hasta el final, topándonos a la derecha con el nuevo Parlamento, edificio que, a pesar de ser muy bonito, moderno, diseñado por un arquitecto español en el año 2004 y poseer siete premios internacionales, me parece una pasada que hayan hecho un edifico así en plena zona medieval de Edimburgo, pero en fin, hay gustos para todo.

Al lado estaba la Queen’s Gallery que es una galería de arte que forma parte del Palacio Holyuroodhouse, abierta por la reina Elizabeth para exhibir obras de la Colección Real.

Y justamente al final, estaba el Palacio de Hollyroodhouse, sólo vimos su exterior, su impresionante fachada, un bello edificio de estilo barroco, construido en forma cuadrada, en torno a un gran patio central. Desistimos entrar a ver su interior por falta de tiempo, sólo teníamos ese día en Edimburgo y muchas cosas que ver.

Desandamos los pasos de la Royal Mile, esta vez, recreándonos más en los edificios de su derecha (dirección al castillo de nuevo)

Cuando llegamos a la altura de la Catedral de san Giles, también conocida como High Kirk of St. Giles, entramos antes de que la cerraran de nuevo, Es muy bonita sólo que no se pueden hacer fotos gratis, había que pagar, alguna robadilla sí que tenemos.

El templo actual procede, en su mayor parte, del siglo XV y se levantó sobre los restos de una iglesia del siglo XII. Fue en este edificio donde John Knox emprendió la reforma escocesa, convirtiéndose en el primer pastor protestante de la catedral. Hoy, St. Giles, es el símbolo de la iglesia escocesa.

Lo más bello del edificio son sus hermosas vidrieras en los ventanales y la famosa capilla Thistle, hogar de los caballeros de la orden del Thistle, y utilizada en la actualidad para los funerales de importantes personalidades de Escocia.

Es muy original y moderna la cristalera negra y azul que hay a la entrada aunque se aprecia mucho más a la salida por el contraluz.

En la plaza, estaba a punto de entrar una boda, ya era la segunda que veíamos en el día, la otra fue por la mañana en el castillo, en ambas, los hombres iban ataviados con sus faldas escocesas y toda la indumentaria completa, lo cual me demuestra una vez más que los escoceses usan esta vestimenta no como algo típico o folklórico que era lo que yo pensaba, si no precisamente todo lo contrario, de gala, para bodas y eventos especiales.

De nuevo a la Royal Mile, un cafelito en un pub-cafetería viendo pasar a la gente, y caminando despacito para el hotel, por el camino, más fachadas bonitas en las calles aledañas, ya sean de iglesias o los pintorescos pubs, así como los gaiteros callejeros ganándose una perras por deleitar el oído de los turistas y posar para unas fotos con ellos.

Al llegar al hotel, la mitad del grupo se quedó para descansar y la otra mitad nos fuimos a recoger el coche al aparcamiento para llevárnoslo a la zona de Princes Street.

Teníamos intención de ir a cenar al Restaurante The Dome, me lo habían recomendado tanto en un un foro de Internet como una amiga, puede que fuera error mío pero por lo que pude deducir de lo que en el foro se hablaba así como el estilo y lo que me comentó mi amiga acerca del lugar, nunca me imaginé que fuera un sitio tan elegante.

Pasamos varias veces por la puerta intentando encontrar un aparcamiento, cosa bastante complicada por la zona, aunque al final había terminado el horario del aparcamiento regulado y tuvimos suerte de encontrar uno cerca. Pues como decía, al pasar por la puerta ya ves un impresionante edificio con una altas columnas tipo Partenón y un señor en la puerta con una alfombra roja, ya nos chocó, por ello, cuando aparcamos, entramos para verlo y preguntar si era necesario hacer reserva.

Encontramos un precioso edificio con una cúpula central fantástica, que había sido sede del Banco Comercial de Escocia en 1847.

Funciona como bar, restaurante y club de noche. Serían aproximadamente sobre las 19:00 y la parte de Bar para bebidas y snacks estaba a tope, preguntamos si podíamos cenar y nos enviaron a la parte izquierda según se entra, donde tenían en un reservado, un restaurante, pero nos pareció un poco oscuro e íntimo para un grupo de amigos de 6 personas, al fondo tenía otro restaurante cuyas mesas estaban vacías, que era donde queríamos cenar, preguntamos si podíamos hacer reserva y casi sin querernos atender y después de muchos intentos fallidos de hablar con el encargado nos dijeron que estaba todo reservado para todas las horas de la noche, creo que al final nos dijeron que había una libre sobre las 11:00 de la noche o algo así, muy disparatado, se notó perfectamente que no nos querían aceptar como clientes, nuestras vestimentas eran totalmente normales, de turistas, con zapatillas de caminar pero desde luego no íbamos arreglados de punta en blanco para ese sitio, creemos suponer que ese era el motivo del rechazo.

Pues nada, nos fuimos con las ganas de comer en The Dome, otra vez será y desde luego si eso ocurre, iremos más arreglados.

Dimos una vuelta por la zona, para buscar otro restaurante para cuando llegaran nuestros amigos estar esperándoles, nos fuimos al Restaurante-Pub Rose St. Brewery en el 55 de Rose St.

http://www.qype.co.uk/place/137909-Rose-Street-Brewery-Edinburgh

La comida fue normal, no recuerdo que tomamos, nada espectacular, el precio tampoco era disparatado pero lo que menos me gustó es que en la cuenta metieron la propina del tirón, sin preguntar, los que sois seguidores de mi blog ya me habréis oído hablar varias veces de lo que pienso acerca de las propinas, no es que esté totalmente en contra de ellas, pero no me gusta que me la hagan pagar por obligación, pienso que es algo voluntario que uno debe dar cuando esté contento con el servicio, así motivarán al personal para que atiendan bien. La excusa que siempre ponen es que los camareros tienen unos sueldos bajos y se les complementan con las propinas, pues que lo metan en el precio y le paguen a los camareros el sueldo que les corresponda y no lo llamen propina, bueno es mi visión particular.

Al terminar la cena, dado que estábamos en una de las calles de la marcha de Edimburgo y como era viernes noche, había bastante ambiente por lo que nos entramos en un local a pocos meros del restaurante , en la misma acera entre pub y discoteca, a tomarnos una copa, el sitio era de música latina, entre salsas, merengues y bachatas nos tomamos una copita, cuatro de nosotros decidimos irnos pronto para el hotel y se quedaron como siempre los dos chicos, más marchosos ellos, para ver si ligaban algo, recogimos el coche que estaba muy cerquita y nos fuimos para el Premier Inn.

Tengo que decir que es único día que me ha quedado la espinita de no haber aprovechado el día. Edimburgo es mucha ciudad, tiene muchas cosas interesantes que ver y error mío que en un día pensaba verlo todo, no es eso, pero sí podíamos haber visto muchas más cosas, al menos las más importantes, pero hoy no ha cundido mucho el día, entre “haber perdido” la mañana completa en el castillo, las compras de última hora, la lluvia, el ser un grupo numeroso para arrastrar a todo el mundo, etc. nos limitamos mucho a la Hight Street, sí, muy interesante pero nos perdimos de patear por Princes Street, Princes Street Garden, el Scott Monument y toda la zona, menos mal que al menos los que no nos quedamos en el hotel a descansar y el hecho de no encontrar aparcamiento, nos vino bien porque al menos, en plan panorámico como hacen los tours de las agencias, vimos todo eso desde el coche aunque no tengamos ninguna foto para el recuerdo. Ahí me di cuenta de que Edimburgo es una maravillosa ciudad que merece una visita de varios días. Así que no me cabe duda que volveré aunque sea en un puente, para dedicarlo exclusivamente a esta ciudad.

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