30 dic 2009

ARGENTINA: Nov-Dic/2009 - CAP. XI

DÍA 11º. MIÉRCOLES -  02/12/09 - Buenos Aires

Después del desayuno y tras hacer el check-out en el hotel, a esperar que nos recogieran para llevarnos al aeropuerto.
Amanece un día frío como es habitual aquí, pero soleado y precioso, que pena que nos vamos, aunque eso no significa nada, con lo cambiante que aquí es el tiempo, a lo largo del día puede, llover, nublarse, nevar, de todo. Bueno, en realidad yo no me quejo del tiempo para nada, hemos tenido hasta ahora muchísima suerte, frío porque es normal aquí pero ya veníamos preparados para ello, pero ni lluvias ni nevadas considerables que nos impidan hacer alguna excursión.
Llega nuestro transfer, simpático muchacho y gran conversador, como la mayoría de los argentinos. 
Ya en el mostrador, facturamos una de las dos maletas de mano para no tener que discutir en todos los aeropuertos sobre el peso de 5/10 kgs., pagamos las correspondientes tasas, aquí en Calafate son una pasada, 38 ppp (=6,78€). 
Vuelo El Calafate – Buenos Aires.
Aerolíneas Argentinas AR-1803 – Avión: MC Donnell Douglas MD-88. Clase Turista.  Asientos: 5E y 5 F
Salida: 11:06. Llegada: 14:02. 
Duración del Vuelo: 2 h 56´.(esto es lo previsto)
El avión, curiosamente salió cinco minutos antes de la hora y la tripulación anuncia que el vuelo a Buenos Aires dura 2h40', en vez de 2h 56' que es lo que indicaban los billetes, total que entre el despegue antes de la hora y  el ahorro de tiempo en el aire, llegamos a BB.AA. 21' antes de lo previsto.

Pobre Roberto, nuestro agente que nos tenía que recoger todo sudando, con tanto adelanto se le había echado el tiempo encima. Llegamos al hotel enseguida, pues la arribada como dicen ellos la hicimos en el Aeroparque Jorge Newbery que está mucho más cerca que el Aeropuerto Ezeiza.

Al llegar al hotel, H.Unique Park Central, el mismo que cuando estuvimos al principio del viaje en BB.AA. y recuperamos la maleta "de verano" que habíamos dejado en consigna y nos dieron nuestra habitación. Esta vez en la 9ª planta y con vistas a la calle principal con lo cual desde el balcón también teníamos una vista preciosa del Obelisco.
Salimos a patear las cosas que nos habían quedado pendientes de la otra vez, en el mismísimo Obelisco, en Avda. 9 de julio tomamos el Subte, línea D, en 8 estaciones nos plantamos en la plaza de Italia del Barrio de Palermo viejo.

Uff, que de vida tiene esta plaza, qué movimiento de tráfico, de gente, etc., aunque serían aproximadamente sobre las 16:00 horas, pasamos por una pizzería y nos tomamos una porción de pizza y unas Quilmes, pues la "comida ligera" que nos habían dado en el avión, nos había quitado las ganas. Una vez cargadas las pilas dimos una vuelta a la estatua de Giuseppe Garibaldi, y al zoológico ahí no entramos, sólo desde la puerta vimos su portal de entrada que es una reproducción del Arco Triunfal de Tito en Roma, después de ver tantos animales en su hábitat natural no nos apetecía entrar para verlos encerrados, más tarde me enteré que no solo merece la pena verse por los animales si no también como conjunto edificio paisajístico ornamental y que en 1997 fue declarado monumento histórico nacional.


En la puerta estaban aparcados los famosos coches de caballo o carruajes llamados "mateos" muy engalanados, que es un transporte turístico y atractivo pintados con el estilo fileteado,que es un estilo de pintar y dibujar típicamente porteño y que pasean a los turistas por Plaza de Italia, el Zoológico, el Rosedal, los Bosques de Palermo al lado estaba el Jardín Botánico, ahí sí que entramos ya que aparte de ser la entrada gratuíta, era donde, al haber tanta vegetación más fresquito se estaba.

Al salir tiramos por la Avda. Jorge Luis Borges, toma este nombre porque en esta calle, en una casa que ya no se conserva, vivió el poeta durante algunos años de su vida.

Como a mediados de la larga calle, en un esquina había un café y entramos para tomarnos uno, la sorpresa fue que cuando el señor nos trajo los dos cortados, también traía dos vasos de zumo de naranja, 2 vasos de agua con gas y 2 galletas, todo ello por 14 pesos (=2,50 €).

Antes, todo ese barrio se llamaba Palermo Viejo, pero nos explicó el dueño que ese éra el límite, a partir de allí comenzaba Palermo Soho, era el nuevo nombre que le habían dado.
La calle J.L. Borges terminaba en una plaza muy animada, llamada Cortazar callejeamos un poco por la zona y pudimos comprender que lo del nombre vendría por la cantidad de comercios, restaurantes y bares que había. No nos apetecía más seguir andando por el barrio y llegar hasta Palermo Hollywood, que como habíamos decidido ir a cenar a Puerto Madero para verlo iluminado, tomamos un taxi allí mismo. El taxista, un señor mayor, amable, simpático, inteligente y gran conversador, sólo que como él mismo dijo, durmió con la puerta abierta y le entró el alzheimer ya que al llegar a la plaza de San Martín, pedimos que nos dejara allí y se le había olvidado poner el taxímetro, le dijimos que nos cobrara aproximadamentelo que él estimara por una carrera similar, nos dijo que eran  15 pesos, nos pareció honrado y barato y le dimos 20, el señor nos dijo que aunque perdiera dinero al menos la carrera le había merecido la pena por la conversación, hasta que punto son grandes conversadores los argentinos.

Pateamos la plaza de San Martín que ya habíamos pasado un par de veces en los autobuses turísticos, pero ahora pudimos ver de cerca el monumento al Gral. San Martín y a los ejércitos de la independencia.






















Seguimos avanzando hasta la Plaza Fuerza Aérea Argentina (antigua Plaza Britania) para ver también de cerca la Torre Monumental o Torre de los Ingleses que es un monumento situado en el barrio de Retiro, construida por residentes británicos en la ciudad para conmemorar el centenario de la Revolución de Mayo.

Tras la Guerra de las Malvinas fue rebautizada con su nombre original: Torre Monumental, aunque los ciudadanos siguen refiriéndose a ella con el nombre "de los ingleses".


Continuamos caminando por la Avda. Leandro N. Alem.y Alicia Moreau Justo de Puerto Madero. Y después de pasear largo rato por la avenida más pegada al puerto, viendo al Puente de la Mujer de Santiago Calatrava.


Este puente peatonal, mide 160 m de largo por 5 m de ancho con un brazo metálico de 39 m de altura que se observa desde diversos puntos de la zona. La obra plasma la imagen de una pareja bailando un tango. La mujer está representada por la silueta curva del puente y la del hombre por el mástil blanco que se erige a lo alto. Posee un mecanismo giratorio único en el mundo comandado por una computadora, que permite moverse y rotar cada vez que pasa una embarcación. La verdad es que hay que tener mucha imaginación para ver la pareja bailando el tango y los argentinos no la acaban de encontrar.


La zona de la derecha de ladrillo rojos, es la antiga zona de los almacenes del puerto hoy día rehabilitados y convertidas en finos restaurantes. 
 
 

Nos tomamos unas cervecitas para disfrutar un poco más del entorno del Río de la Plata, sus diques, el barco museo y el Puente de la Mujer, y un poco más tarde nos arriesgamos a entrar para cenar en un sitio "sin recomendación", optamos por el Restaurante "Cabaña Villegas", en C/. Alicia Moreau de Justo, 1050 http://www.villegasresto.com.ar/

El sitio era bonito, elegante, con vistas al río, allí tenían buffet de ensaladas que era gratis y podías tomar cuanta quisieras si pedías otro plato más, pedimos dos bifes de chorizo, tengo que aclarar que lo que nosotros conocemos por chorizo, el embutido, no tiene nada que ver con el de ellos, es un filete gordito de carne de vaca (no se de que parte de la vaca será), pero en fín, este no es de los mejores que habíamos tomado, tenía mucha grasa. Los dos bifes, ensalada, una botella de vino y una de agua, 147.50 pesos (=25,72 €). Acabada la cena tomamos un taxi y al hotel.

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